Patentes: registrar o mantener en secreto
La cifra de patentes de un país no refleja el número real de inventos. Especialmente en países como España, la cultura de la patente da paso a otras opciones, como la publicación de artículos en el campo médico, los registros notariales privados en sectores como el de software y, sobre todo, el silencio.
“A lo largo de mi carrera en Crisa, habré patentado muy pocos desarrollos”, comentaba recientemente a EXPANSIÓN Víctor Rodrigo, cofundador y ex director general de Crisa, una empresa española líder en electrónica aerospacial, en la que el 80% de los empleados se dedica a diseñar nueva tecnología.
“A lo largo de mi carrera en Crisa, habré patentado muy pocos desarrollos”, comentaba recientemente a EXPANSIÓN Víctor Rodrigo, cofundador y ex director general de Crisa, una empresa española líder en electrónica aerospacial, en la que el 80% de los empleados se dedica a diseñar nueva tecnología.
“Una patente es pública y, por lo tanto, se puede copiar, aunque sea ilegal. Pero si la invención se mantiene en secreto, los competidores sólo podrán estudiar los productos pasados varios años, y ellos tardarían unos cuatro años más en imitarlos”, explica Rodrigo.
Pese a todo, “en el caso concreto de la industria espacial, el hecho de fabricar una tecnología no garantiza el servicio que lleve aparejado ni, por lo tanto, que la Agencia Espacial Europea (ESA) vaya a conceder sus certificaciones”, añade este ingeniero aeronáutico.
Desde los principales bufetes de abogados y consultoras, se recomienda, no obstante, patentar o, en su defecto, recurrir a un modelo de utilidad (empleado para innovaciones menores, tiene una duración de 10 años en lugar de 20, y el proceso de registro dura unos seis meses). “En la actualidad, las patentes permanecen secretas durante varios meses, y llegará un momento en el que ciertos detalles no se lleguen a hacer nunca públicos, para que no puedan copiarse”, revelan desde un bufete de Bilbao. Los modelos de utilidad se consideran particularmente útiles para las pymes que realizan pequeñas mejoras en sus productos, pero no son válidos para productos químicos, alimentos y los procesos de fabricación.
Una vez protegido un invento en España, existe un plazo de un año para presentar la patente en otros países. Al final, este proceso puede suponer más de tres años.
Más:
http://www.expansion.com/2010/04/19/empresas/minegocio/1271706882.html
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Pese a todo, “en el caso concreto de la industria espacial, el hecho de fabricar una tecnología no garantiza el servicio que lleve aparejado ni, por lo tanto, que la Agencia Espacial Europea (ESA) vaya a conceder sus certificaciones”, añade este ingeniero aeronáutico.
Desde los principales bufetes de abogados y consultoras, se recomienda, no obstante, patentar o, en su defecto, recurrir a un modelo de utilidad (empleado para innovaciones menores, tiene una duración de 10 años en lugar de 20, y el proceso de registro dura unos seis meses). “En la actualidad, las patentes permanecen secretas durante varios meses, y llegará un momento en el que ciertos detalles no se lleguen a hacer nunca públicos, para que no puedan copiarse”, revelan desde un bufete de Bilbao. Los modelos de utilidad se consideran particularmente útiles para las pymes que realizan pequeñas mejoras en sus productos, pero no son válidos para productos químicos, alimentos y los procesos de fabricación.
Una vez protegido un invento en España, existe un plazo de un año para presentar la patente en otros países. Al final, este proceso puede suponer más de tres años.
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