El condenado que quería ver la Luna
"Yo lo que quiero es ver la Luna". A las puertas del penal, tras 17 años, 11 meses y un día en el corredor de la muerte, Juan Meléndez salió libre y sin cargos. No fue él quien mató a tiros al dueño de una escuela de cosmética para robarle. Al puertorriqueño, que tiene el iris color caramelo, le esperaba la prensa a las puertas del penal de Florida (EE UU). Atrás quedó la pelea de 12 abogados, el silencio tras las ejecuciones, la soledad. Una periodista le preguntó: "¿Qué hará, dónde irá?". Y respondió entonces: "Yo lo que quiero es ver la Luna". En la celda de seis pies por nueve (unos cinco metros cuadrados) en la que esperaba la ejecución no había ventana.
El Festival UrbanTV incluye proyecciones, reportajes y charlas sobre la vida urbana
Ya lo cuenta con una sonrisa. El antiguo temporero analfabeto, el que viajaba por EE UU para recolectar fruta, recorre ahora el mundo dando conferencias "con una misión". Habla con los ojos muy abiertos, la perilla algo rala y una melena salteada con varias canas. Juan Meléndez, de 58 años, se siente privilegiado por estar vivo. Ha resumido parte de su experiencia en el corredor en un documental del director Luis Albert que mañana estrena La Casa Encendida dentro de la programación del VII Festival Urban TV, que incluye proyecciones, reportajes y charlas sobre la vida y la ecología urbana hasta el viernes.
Juan Meléndez 6446. El título es su nombre y los días que pasó entre rejas. "El documental es mi herramienta para pelear por la abolición de la pena de muerte", asegura Meléndez, que se dejó grabar en una vieja cárcel puertorriqueña como si fuera el corredor.
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